Archivo de la categoría: HISTORIA DE ROLLS-ROYCE

SESENTA ANIVERSARIO DEL ROLLS-ROYCE SILVER CLOUD

Este año se cumplen sesenta años desde que la firma británica Rolls-Royce lanzó en el mercado el modelo Silver Cloud I y las Series S de Bentley en Hinds Head. Por este motivo “Rolls-Royce Enthusiasts’ Club” (RREC) reunirá a partir del 20 de junio a más de 60 coches provenientes de Europa y Estados Unidos en Burghley House, propiedad de los marqueses de Exeter. Torre Loizaga se hace eco de esta celebración ya que cuatro ejemplares Silver Cloud forman parte de la Colección Miguel de la Vía.

scrolls

Family-Now-West-Front

El año 1955 marcó un hito en la historia de la Compañía con la introducción del Silver Cloud, contemporáneo de los Phantom IV y del posterior Phantom V. Cuatro años de trabajo de diseño y de pruebas consiguieron dar un digno sucesor al Silver Dawn, introduciendo unos de los coches más elegantes de la época, con equilibrada carrocería de acero de formas redondeadas que no evidenciaba a simple vista el enorme tamaño del coche. La progresivas mejoras en aspectos mecánicos y de confort avalaban el prestigio del que fuera calificado por la prensa como uno de los mejores coches del mundo, deseado por un buen número de celebridades de Hollywood.

Silver Cloud I. Torre Loizaga

Silver Cloud I. Torre Loizaga

En 1959 vería la luz el Silver Cloud II que ostenta un grado de refinamiento y prestaciones más avanzado respecto a su predecesor. A modo de anécdota y en referencia al éxito que cosechó este modelo en los Estados Unidos, cabe mencionar que fue allí donde se acuño el famoso slogan: “A 60 mph, el mínimo ruido que se puede oír en este nuevo Rolls-Royce proviene del reloj eléctrico”. Lo que motivó que la firma se pusiera manos a la obra para corregir ese “fallo”. Último Rolls-Royce en ser fabricado con chasis separado, el Silver Cloud fue el principal vehículo fabricado en Crewe, desde abril de 1955 hasta marzo de 1966.

Silver Cloud II. Torre Loizaga

Silver Cloud II. Torre Loizaga

Silver Cloud II. Torre Loizaga

Silver Cloud II. Torre Loizaga

Finalmente, el Silver Cloud III apareció en 1962 como fruto de los diferentes cambios efectuados sobre el Silver Cloud II. Se distingue de los predecesores por lucir por primera vez cuatro faros delanteros dobles, dispuestos en una línea similar a los utilizados en el posterior modelo Silver Shadow. Sin olvidar que fue un modelo protagonista de innumerables películas.

Silver Cloud III. Torre Loizaga

Silver Cloud III. Torre Loizaga

EL ARTE DE CONDUCIR UN ROLLS-ROYCE

O como seguir manteniendo diferencias a bordo de un Rolls Royce conducido, como no podía ser de otra manera, por un chófer titulado en la “Rolls-Royce Chauffeur’s School” situada en la antigua sede de la firma británica, en Crewe. Tras una corta estancia y el pago de una cuota de 3000€ se recibirá una formación que incluye normas de etiqueta, tests de conducción y mecánica y hasta instrucción policial.

image

Además del coche uno ha de saber conducirse con amabilidad y
discreción, escuchar sin oír y no importunar a los pasajeros, siendo invisible para no molestar su visión y rodear siempre el coche por la parte trasera. Igualmente el chófer debe ser capaz de cambiar una rueda sin que ningún ocupante deba abandonar el habitáculo.

image

El mantenimiento también afecta a la limpieza que en ocasiones raya en la más absoluta meticulosidad como es el caso de las láminas de la calandra, que se limpian…con un cepillo de dientes! Los coches también debían superar pruebas algo excéntricas como es el caso de la llamada “prueba de la moneda” que consistía en mantener erguida una moneda situada de canto sobre el motor arrancado, so pena de ser desmontado para su posterior reconstrucción

image

Pero el respeto no se agota en los pasajeros ya que un chofer impecable nunca debe situarse delante del “Espíritu del Éxtasis” por respeto a la marca. Pero no todos los modelos eran destinados a ser conducidos por un chófer. La Torre de Loizaga alberga una nutrida representación de los llamados “Baby Rolls”, contemporáneos de la muy respetable sección Phantom, destinados a profesionales liberales ajenos a la ostentación que gustaban de conducir sus propios vehículos, tal es el caso del “Rolls-Royce 20 HP Doctor’s Coupé”con asiento de la suegra o ahítepudras incluido

image

EL ESPÍRITU DEL ÉXTASIS

EL ESPÍRITU DEL ÉXTASIS

Un halo de leyenda envuelve desde hace un siglo a la estatuilla plateada que corona el radiador de los Rolls-Royce. Conocida por los nombres de “Espíritu del Éxtasis”, “Dama Alada” o “Dama de Plata”, la que ha sido aclamada como la más bella figura que haya lucido nunca en un coche, representa a una joven inclinada hacia delante que extiende sus brazos hacia atrás, mientras que los pliegues de su túnica diáfana, envueltos por el viento, evocan la forma de unas alas.

La obra debía simbolizar “el espíritu del Rolls-Royce: la velocidad y el silencio, la ausencia de vibraciones, la misteriosa alianza de una gran energía con la suprema gracia de un bello organismo viviente” –según palabras de Claude Johnson, gerente de Rolls-Royce- inspirado en la mítica belleza de la diosa Niké, encarnada en La Victoria de Samotracia exhibida en el museo del Louvre, en París.

La casa Rolls-Royce no seguía la tendencia, adoptada por los fabricantes de coches de lujo, de coronar los radiadores de los coches con una mascota como distintivo, lo cual daba pie a que algunos clientes adoptaran como tal ornamentos inconvenientes o contrarios al buen gusto, mientras que otros reclamaban un emblema representativo del prestigio de tan lujosa marca. Claude Johnson –calificado como el guión de unión entre Rolls y Royce- vino a paliar la situación encomendando al escultor modernista inglés Charles Robinson Sykes la producción de una estatuilla que ornara el radiador.

Un personaje muy allegado a la casa Rolls-Royce -Lord Montagu, segundo barón de Beaulieu- fue el primero en lucir en el capó de su Silver Ghost una estatuilla firmada por Sykes. Influyente impulsor del automovilismo por su condición de parlamentario y editor de la revista “Cars Illustrated”, Lord Montagu había encargado en 1910 a su amigo e ilustrador habitual el diseño de una estatuilla inspirada en la figura de la modelo y actriz británica Eleanor Velasco Thorton, que unía a su condición de secretaria la de ser amante del barón. Apodada como “The Whisper” (El Susurro), la estatuilla representa a una joven con las ropas desplegadas al viento que posa un dedo en sus labios como-según se cuenta- símbolo de sus amoríos secretos.

Su sucesora, “El Espíritu del Éxtasis”, debe su nombre a Claude Johnson, que en una carta describía el modo en que el artista había logrado transmitir “el espíritu del éxtasis, que ha elegido el viaje en carretera como delicia suprema, tomando acomodo en la proa de un Rolls-Royce para sentir la frescura del aire y el revoloteo de sus ropas… manifestando su alborozo con los brazos abandonados y la mirada fijada en la distancia”.

La firma de Sykes –presente en la base de todas las estatuillas- luciría en los Rolls-Royce desde 1911, pero aún había que esperar nueve años a que fueran incorporadas en serie.

La modelo que inspiró uno de los símbolos más identificables de nuestra época, no llegó a ver su nombre unido para siempre en la historia del automóvil. Durante la Gran Guerra, Lord Montagu se hizo acompañar por Eleanor en un viaje a la India a bordo del barco “SS Persia”, que fue torpedeado por un submarino alemán el 30 de diciembre de 1919 en las costas de Creta. El barón sobrevivió, pero la musa de Rolls-Royce desaparecería en el mar cuatro años después de haber ofrecido su imagen a la ninfa alada.