El sexto y último pabellón esconde algunas de las joyas más preciadas de la colección en un elegante edificio que fue bautizado como “Hall Baronnial” por el escritor e historiador inglés John Fasal, quien tras su visita en 2001 declaró que el monumental espacio que alberga los Silver Ghost le dejaba a uno sin respiración al verlo por primera vez. Y añadió que era un gesto maravilloso el permitir al público la visita a una colección única que dejaría en el visitante una impresión duradera de los años dorados del automovilismo.
El primer coche que encontramos es el más antiguo de la colección, un Allen Runabout de 1898 que perteneció a Sir Stirling Moss. Le seguirán los originalmente denominados “Rolls-Royce 40/50 hp” cuya presentación en el Salón Olympia de Londres en 1906 causó sensación por su suavidad y fiabilidad. El chasis número 13 daría el nombre a la serie y entró en la historia tras superar la prueba de fiabilidad de Londres a Edimburgo tras recorrer 24.000 km en 40 días sin averías, por lo que Pall Mall Gazette lo bautizó como “el mejor coche del mundo” en 1911. Su buen comportamiento en territorios inhóspitos hizo afirmar a Lawrence de Arabia que en el desierto, un Rolls-Royce es más valioso que un rubí.
La fuerte demanda americana de este modelo motivó la apertura en 1921 de la única fábrica radicada fuera de suelo inglés, con una producción de 1703 unidades. El famoso chasis número trece plateado fabricado en Inglaterra y firmado por Barker, el AX 201, destinado originalmente a campañas publicitarias, está considerado hoy como uno de los coches más caros del mundo. El actual propietario Bentley lo utiliza para celebraciones benéficas y oficiales.