Hace ya 20 años que la inauguración del Museo Guggenheim consiguió hacer de Bilbao una ciudad internacional con la llegada de numerosas personalidades y artistas vinculados a la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York. El día 18 de octubre de 1997 tuvo lugar una cena oficial en la Sala Fish, de cerca de 3.000 metros cuadrados, que no sería la única ya que a los diversos actos se sumaría otra cena de gala acompañada de buenas dosis de glamour en Torre Loizaga, que en su día no tuvo repercusión mediática dado el carácter privado del evento. Por esas fechas, octubre de 1997, la Colección Miguel de la Vía sólo abría sus puertas el 25 de julio, festividad local de Concejuelo de Galdames que se sigue celebrando en el entorno de la ermita de Santiago, donde la exhibición de un escudo de armas de los señores de Loizaga en la entrada da testimonio de su condición de patronos de la misma, que tiene rango de basílica. A falta de datos oficiales del acto, sólo podemos destacar algunos de los ilustres asistentes a la gala, donde no faltaron miembros de la Diputación Foral de Bizkaia, Gobierno Vasco o el director del museo, Juan Ignacio Vidarte.
Una figura destacada entre los invitados fue el entonces director de la Fundación Solomon Guggenheim, Thomas Krens, uno de los impulsores del nuevo museo y quien llamó a Frank Gehry para invitarle a conocer Bilbao. En 2008 dejaría la institución para supervisar la construcción de una nueva sede en Abu Dhabi, un proyecto estancado a día de hoy.
Entre la glamourosa comitiva no faltaron artistas de cine como Dennis Hopper, quién saltó a la fama como protagonista de la película « Easy Rider », estrenada en 1969. El risueño Kevin McCarthy, un actor muy querido, derrochó simpatía entre los invitados. Y un artista exuberante, Julian Schnabel, que aplica su creatividad y especial estilo a la pintura, escultura, fotografía o cine, campo por el que obtuvo el premio al mejor director de cine en Cannes en el año 2007 por la película « La escafandra y la mariposa »
El Museo Guggenheim Bilbao
La característica más llamativa del museo es el innovador edificio en el que se emplaza, constituido por formas curvilíneas y retorcidas, recubiertas de piedra caliza, cortinas de cristal y planchas de titanio. Tal y como se describe en el catálogo de Artium, « el diseño del museo y su construcción siguen el estilo y métodos de Frank Gehry. Como muchos de sus trabajos anteriores la estructura principal está radicalmente esculpida siguiendo contornos casi orgánicos. El museo afirma no contener una sola superficie plana en toda su estructura. Parte del edificio es cruzado por un puente elevado y el exterior está recubierto por placas de titanio y por una piedra caliza que fue muy difícil de encontrar (al final se logró encontrar en Huéscar, Granada) de un color similar a la que se utilizó para construir la Universidad de Deusto. El edificio visto desde el río parece tener la forma de un barco rindiendo homenaje a la ciudad portuaria en la que se inscribe. Sus paneles brillantes se asemejan a las escamas de un pez recordándonos las influencias de formas orgánicas presentes en muchos de los trabajos de Gehry. Visto desde arriba, sin embargo, el edificio posee la forma de una flor. Mientras que el museo domina las vistas de la zona desde el nivel del río su aspecto desde el nivel superior de la calle es mucho más modesto por lo que no desentona con su entorno de edificios más tradicionales ».
Impacto Económico
Desde su inauguración en 1997, el museo ha causado un impacto extraordinario en la economía y la sociedad vasca, impulsando el turismo en la región, y promoviendo la revitalización de múltiples espacios públicos y privados en la villa, además de mejorar la imagen de la ciudad. En estos años el Museo Guggenheim Bilbao se ha convertido en uno de los motores económicos más potente de Euskadi y la mejor inversión cultural en el País Vasco. Hace ocho años que el museo rebasa el millón de visitantes, en su mayoría procedentes de Francia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos. El 3 de diciembre de 2014 el patronato del Museo Guggenheim Bilbao, integrado por el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y The Solomon R. Guggenheim Foundation renovó por otros 20 años el acuerdo entre las instituciones vascas y la fundación neoyorkina para la gestión del museo y lo hará además en condiciones más ventajosas para los gestores vascos que ven reforzada su posición al pasar de ser la fundación neoyorquina la responsable exclusiva de la gestión de la pinacoteca, a participar, junto al resto de patronos, en ella. Esperamos por tanto que sigan teniendo cabida exitosas exposiciones que han sido objeto de controversia por su ubicación en un museo de arte contemporáneo y que algunos califican de « vaivenes ». A día de hoy, todos recordamos El arte de la motocicleta, que tuvo que ser prorrogada, alcanzando la cifra de 870.776 visitantes, o la retrospectiva de Armani
Por todo lo que ha supuesto para la ciudad de Bilbao y el País Vasco en general, trasladamos nuestros mejores deseos y una larga vida a una institución que ha supuesto un antes y un después en nuestro devenir.
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